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Opiniones

El corruptometro en America Latina

Dr. Juan Martínez Luque, PhD Economía y académico

Por Dr. Juan Martínez Luque

Los recursos de un país son necesarios para el progreso y desarrollo del mismo. Una larga lista de necesidades insatisfechas provoca ofuscación, violencia, altos índices de criminalidad y agresividad por doquier. Un sistema judicial defectuoso y un legado de un partido político que se considera dueño del país, explican los motivos del déficit democrático que explican claramente los escándalos de corrupción no resueltas en República Dominicana. Esto nos invita a deliberar sobre una frase que podría reflejar la situación actual: “El país de ladrones, lucha contra ciudadanos honrados y defiende los corruptos del partido dominante”.

Debemos tener presente que la seguridad ciudadana es un deber del Estado que permite: “Asegurar su convivencia y desarrollo pacífico, la erradicación de la violencia, la utilización sosegada y ordenada de vías y de espacios públicos y, en general, evitar la comisión de delitos y faltas contra las personas y sus bienes”.

Este punto de reflexión es el que debería llevarnos a la senda de nuestro propósito que no es otro que señalar con el dedo la injusticia permanente de un país azotado por líderes sin compasión, procesos primitivos con estratagemas ancestrales que el ser humano desarrolló en épocas tempranas de la civilización para mantener a la tribu bajo el mando y el terror, pero ahora, son otros tiempos y la civilización demanda métodos diferentes con respeto, tolerancia, y ante todo transparencia; ¡tantos abusos de corrupción en República Dominicana!, dando paso a nuevos y poderosos ricos que arruinaron al pueblo, soslayando una conducta pacifica para empujarlos al abismo de la violencia.

¡Corrupción! Sí. ¡Corrupción!, que nos invita tristemente a sentir el martillo del discernimiento cerca de nuestras conciencias para estimularnos a reflexionar sobre una deliberación intelectual indispensable, con un cambio de comportamiento que, en las próximas generaciones deberían promover confianza en nuestros políticos por encima del castigo para abrir transparencia y repartir justicia entre los ciudadanos.  (Hoy, gobernantes sin conciencia que arruinan el futuro de nuestro país con la avaricia e inmoralidad de hombres sin límites a la hora de robar justicia a su pueblo, son los mismos que sermonean palabras falsas adornadas de promesas inexistentes e inexistentes logros).
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Trasluz de los líderes del Estado para inculcar ejemplos en los estamentos que de forma piramidal encontrarían sus bases en una ciudadanía organizada y respetada, envuelta en valores de legalidad y respeto que promueva el precio de la legitimidad y el honor de la rectitud. Así deberíamos eliminar el fenómeno de la corrupción con un plan sistemático cuyo lema fuera: “Una verdadera política donde se construyan liderazgos sociales cercanos al pueblo”.

No olvidemos que los análisis económicos contrastan de manera lógica, la relación riesgo-beneficio, y confirman que cuando el riesgo es bajo el ciudadano es perverso y tiende al beneficio de la criminalidad, la agresividad, el robo, el desorden y la desobediencia, porque todo se compra y todo se altera con favores a jueces y policías, ya que las condenas son mínimas y el castigo casi inexistente. Por ello, cuando el Poder Judicial no es independiente, cuando la Fiscalía tampoco es independiente porque se separa de la imparcialidad y se cubre en los palacios de los presidentes con decisiones arbitrarias y normas antidemocráticas , cuando la policía forma parte del circuito criminal, cuando los políticos se enriquecen durante sus periodos electorales, el pueblo sufre porque aquellos elegidos carecen de legalidad, así lo confirman párrafos de la Biblia, que valora negativamente el mal agravio de líderes sin conciencia:

“Escuchen ustedes, gobernantes del pueblo de Jacob, y autoridades del reino de Israel, que abominan la justicia tuercen el derecho …y sus profetas predicen por dinero…El gobierno corrupto, causa de la caída de Sion”.

Debemos pues denunciar toda actitud incorrecta de nuestros líderes corruptos y obligar a la justicia a castigar tanta aparente riqueza indebida, por parte de un puñado de corruptos que debilitan al pueblo dominicano, sin justicia, sin salud, sin enseñanza, sin agua, sin luz, sin estructuras viales, sin instalaciones deportivas, sin libertad; porque ellos se apropiaron del sustentáculo del pueblo.

Dr. Juan Martínez Luque