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Opiniones

La Tragedia del Día de Acción de Gracias

Prof. Raúl Mejía Santos, MA, es dominicano y reside en Puerto Rico
Prof. Raúl Mejía Santos, MA, es dominicano y reside en Puerto Rico

Por Raul Mejia Santos

La asimilación que vivimos los inmigrantes en Estados Unidos nos lleva a festejar fechas alusivas a las tradiciones que siguen en ese país. Tal es el caso del día de Acción de Gracias. Aunque en tiempos actuales es una fecha sinónimo de encuentro y regocijo familiar, existe un trasfondo histórico trágico que implica el inicio de siglos de barbarie contra las comunidades aborígenes que poblaban ese territorio.

La persecución política e ideológica que vivió Inglaterra a inicios del siglo XVII coincidió con los esfuerzos que dan inicio a la colonización inglesa del nuevo mundo. Europa vivía los embates de la Reforma Protestante, gracias a Martin Lutero, quien un siglo atrás se opuso tajantemente a las prácticas de la Iglesia Católica.

En su afamado escrito titulado las 95 Tesis, catalogó dichas prácticas como actos en contra de los designios de Dios y en 1517 acusó al Pontífice y demás autoridades eclesiásticas de propiciar la corrupción a lo interno de la iglesia.

Diez años después, Inglaterra se acogía al Protestantismo aunque lo hacía bajo los deseos antojadizos e intereses personales del Rey Enrique. Así nace en Inglaterra el Protestantismo Anglicano como fe oficial del reino, respondiendo exclusivamente a las directrices y normas impuestas desde el trono, no el Vaticano.

Los Peregrinos ingleses zarparon en 1620 hacia Norteamérica, precisamente buscando salida a la persecución del oficialismo. Su meta era llegar hasta la pequeña colonia tabacalera de Jamestown, en las proximidades del actual Washington DC, pero la embestida del Atlántico les cambió de rumbo y en otoño llegaron hasta las inmediaciones de lo que es hoy la ciudad de Boston, donde erigieron un pequeño poblado bautizado con el nombre de Plymouth Rock.
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Sufrieron la inclemencia del primer invierno y sobrevivir dependió exclusivamente de la generosidad de poblados aborígenes en la cercanía, que les proveían alimentos consistentes en granos, carnes disecadas y frutos menores.

El primer festín para dar gracias a Dios se orquestó al año siguiente, con el propósito de celebrar que habían sobrevivido y elevaban sus prédicas sin temor a la persecución de sus compueblanos.

Lejos de Londres se garantizaba la libertad de culto. En un acto de bondad, los aborígenes salvaron la vida de los primeros pobladores ingleses, quienes luego fundaron la república y al pasar el tiempo se convirtieron en sus verdugos.

El paulatino exterminio de las comunidades aborígenes de Norteamérica fue implacable y se extendió por espacio de dos siglos. Lo que fue motivo de festejo dio paso a una tragedia humana. El punto más álgido fueron las Leyes de Desalojo Indígenas impuestas por el Presidente Andrew Jackson a partir de 1830.

El cometido era poblar y anexar territorios sureños con gran valor agrario que por siglos habían pertenecido a grupos aborígenes de la región, tales como los Cheroquí, los Creek y la tribu Seminola del norte de la Florida.

El gobierno de Jackson no tuvo compasión y fueron desterrando aborígenes de sus poblados ancestrales, legado de sus antepasados. Miles cayeron ante los azotes del ejército Norteamericano y sufrieron en lo se bautizó como el “Trayecto de Lagrimas”.