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Trump arremete contra CNN, New York Times en un duro discurso contra la prensa

Donnald Trump en Connecticut
Donnald Trump en Connecticut

Connecticut.- Los insultos a los periodistas fueron el hilo conductor del discurso de Donald Trump en Connecticut, donde unos 4,800 seguidores esperaron durante horas al candidato republicano en un recinto cerrado y sin aire acondicionado donde hubo algunos desmayos y mucho sudor.

Nunca antes había proferido Trump tantas críticas contra los periodistas, que sufrieron los abucheos de cientos de personas y los gritos de un puñado de energúmenos dentro del corralito vallado del que la campaña no les deja salir.

“La CNN es repugnante”, dijo Trump entre vítores antes de sugerir que está considerando la posibilidad de vetar en sus mítines a los reporteros del The New York Times.

Hasta en siete ocasiones Trump animó a sus seguidores a abuchear a los periodistas.

El motivo es el artículo del diario neoyorquino, que traza un relato descarnado de los problemas de la campaña del candidato republicano y de los intentos de sus asesores por evitar errores no forzados como sus respuestas desabridas a los padres del capitán Khan.

El candidato dijo con sorna que el Washington Post se estaba portando mejor desde que vetó a sus reporteros y que quizá debería devolverles su credencial.

Sobre The New York Times dijo lo contrario: “Ese periódico se va al infierno. Tienen un par de reporteros que son muy malos… Quiero decir que no tienen talento. Pero el periódico se va al infierno. Por eso creo que lo que haremos será empezar a pensar en quitarle las credenciales. Quizá lo haremos. Creo que sí. Cuando escriben historias deshonestas, deberíamos ser un poco duros. ¿Están de acuerdo?”.

Contra los “medios corruptos”

“No compito contra Hillary Clinton. ¡Yo compito contra los medios corruptos!”, dijo Trump a gritos al principio de su intervención. Unos minutos después, aseguró que The New York Times no duraría mucho tiempo: “Va a quebrar muy pronto. Es lógico porque sólo publican basura. Hoy publicaron una historia con tres fuentes anónimas. Ellos no usan nombres y yo no me creo que esas fuentes tengan nombre”.

En un momento del discurso, Trump fue todavía más lejos y llegó a decir que le gustaría sacar de la sala a los periodistas de todas las televisiones: “Miren a la esquina de esta sala. Incluso tienen a gente de por detrás de las cámaras. ¿Saben qué? Si fuera por mí, movería esas asquerosas cámaras para que la gente pudiera ver bien”.

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Hubo un momento en el que el candidato provocó las risas del público al recordar el éxito de su campaña: “Yo solía ser parte del establishment y conozco el sistema. Créanme. Yo solía ser un insider. Pasé de ser un insider a ser un outsider en dos segundos”. Unos minutos después, Trump recordó el incidente de Bill Clinton con Monica Lewinsky: “Estoy tan feliz de que guardaran ese vestido… Ese vestido muestra la basura que son”.

Connecticut, parada inesperada

Visitar Connecticut fue un giro inesperado para Trump. Es el lugar donde Barack Obama ganó por 18 puntos hace cuatro años y los republicanos apenas tienen alguna posibilidad de ganar. El promedio de sondeos indica que Hillary Clinton va por delante en todos los estados decisivos y podría ganar también algunos que suelen votar por los republicanos como son Arizona, Georgia o Carolina del Sur.

Esta vez el público era un poco distinto que en otros eventos. En el estacionamiento había mejores autos y dentro más jóvenes que en New Florida o Pensilvania. Muchos eran miembros de los republicanos del estado, cuyos líderes aprovecharon la escala de Trump para hacer campaña por sus propios candidatos.

“¿Dónde está tu hija?”, le preguntaba antes de empezar a un amigo una seguidora de Trump. “Ha cambiado de bando”, respondía. “Pero la culpa no es nuestra sino de los medios progresistas, que nos mienten sin parar”.

Una mujer rubia que no quiso dar su nombre dijo antes del discurso que no había venido para apoyar al candidato: “Estoy aquí con mis dos hijos. Quería que vieran en directo lo terrible que es”.

El evento se celebró en el campus de una universidad católica de Fairfield, uno de los condados más ricos del estado, donde viven algunos de los responsables de los fondos de inversión de Wall Street. Se trataba de mostrar músculo en un estado que vota demócrata desde 1988 y de sugerir que Trump puede derrotar a su adversaria en lugares insólitos. Por ahora ningún sondeo respalda la pretensión de Trump.

Connecticut es uno de los estados menos republicanos del país. Son demócratas el gobernador, los dos senadores, los cinco congresistas y las mayorías de las dos cámaras legislativas del estado. Según el modelo del New York Times, Hillary Clinton tiene un 91% de posibilidades de ganar los siete votos que aporta el estado al colegio electoral.

En 2012, los republicanos sólo ganaron uno de los ocho condados de Connecticut y ni siquiera fue Fairfield sino el vecino Litchfield. Aquí perdieron por unos 40,000 votos y 10 puntos: una diferencia menor que la media del estado y muy por encima de la media del país.

Connecticut no siempre vota demócrata. Durante 16 años hasta 2011, tuvo gobernadores republicanos y fue uno de los feudos del partido hasta la extinción del ala moderada a finales de los años 70. Desde entonces, los demócratas se han afianzado aunque en ocasiones con representantes moderados como Joe Lieberman, senador y aspirante a la vicepresidencia con Al Gore en el año 2000.