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¿Si Hillary Clinton fuera hombre, la atacarían tanto?

Foto de Archivo
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Con Donald Trump insultando a mujeres y la líder de la carrera demócrata recibiendo ofensas, el género parece ser un tema central en estas primarias.

Que es muy ambiciosa. Que no está los suficientemente cualificada. Que está demasiado seria. Que es incompetente. Que grita.

Muchas cosas le han criticado a la líder en la carrera por la nominación demócrata Hillary Clinton, pero más por su temperamento o temas de su vida personal que por su propuesta política.

Es cierto que cuando un político se lanza a la presidencia queda expuesto a un escrutinio público mucho más exigente, pero la primera mujer con posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca podría estar enfrentándose a un doble rasero.

Un candidato presidencial hombre con una hoja de vida como la de mi esposa jamás sería acusado de no estar calificado”, dijo el expresidente Bill Clinton sobre los dichos de la semana pasada del rival de la exsecretaria, el candidato demócrata Bernie Sanders.

La preocupación sobre el género se produce al tiempo que el puntero republicano Donald Trump y sus ataques a las mujeres se volvieron un frecuente paisaje, al punto que el magnate ha sido acusado de ser misógino.

Por eso, en una eventual contienda entre Trump y Clinton podría ser dominante en noviembre si ambos logran las nominaciones de sus respectivos partidos.

La ambición y las hormonas

“Yo quiero el trabajo de presidenta porque sé lo que el país necesita. Pero hacer campaña me resulta duro. Algunas de las dificultades de mi campaña pueden ser personales y, por toda la literatura que leí, esto puede estar vinculado a mi género”, dijo la candidata en una entrevista en el sitio web Politico días atrás.

Jeff Weaver, director de campaña Bernie Sanders tildó de “ambiciosa” a Clinton la semana pasada cuando advirtió en la cadena de noticias CNN que “no hay que destruir al partido Demócrata para satisfacer las ambiciones de la secretaria por convertirse en presidenta de EEUU”.

“Los comentarios de Jeff Weaver demuestran que las mujeres poderosas todavía son criticadas por ser ‘ambiciosas’. Esto es consistente con los estereotipos de género que hacen que algunos hombres se sientan incómodos con mujeres que se esfuerzan por triunfar en sitios históricamente masculinos”, opina Kelly Dittmar, profesora adjunta de Políticas de la Universidad de Rutgers y especialista del Centro para Mujeres Estadounidenses y la Política (CAWP).
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La “ambición de Clinton” ya había sido criticada hace diez años, previo a que se lanzara a competir por la candidatura presidencial con Barack Obama para 2008. La diferencia para la experta es que esta vez, “muchas más personas están prestando atención a lo inapropiado de este tipo de cosas”.

Algunos analistas indican que otro terreno fértil para la críticas a las mujeres en sitios de poder como el de Clinton es el de la sexualización, en la que se termina atribuyendo que sus decisiones o reacciones en el plano profesional tienen su origen en el sexual, en la intimidad marital o es “culpa es de las hormonas”.

Donald Trump ha hecho lo propio al mofarse de Clinton por los affaires amorosos que su esposo Bill Clinton tuvo en su presidencia (en el escándalo con la becaria Monica Lewinsky en 1998) y hasta se burló de ella por haber ido al baño en un intervalo de un debate demócrata.

“Un mandato presidencial llevado por una mujer sería una gran oportunidad en los Estados Unidos para comenzar a reducir ese tipo de críticas”, dice a Univision Noticias la profesora de la Universidad de Kansas especializada en temas de género y política Christina Bejarano.

Una costumbre

Según estudios de la Organización Naciones Unidas (ONU) las mujeres afrontan barreras en las campañas para acceder a cargos políticos.

Estados Unidos ocupa el lugar 72 (en 2015) en el ranking mundial de representación femenina parlamentaria.

“El hecho de que estamos considerando seriamente una mujer para la presidencia evidencia progreso, pero ese hecho que por sí solo no va a demostrar que existe igualdad de género en la sociedad estadounidense”, opina Dittmar.

El nivel de misoginia que hay en esta campaña, en parte gracias a Donald Trump y sus críticas incesantes a mujeres, es para algunos observadores una gran oportunidad para que se discuta la igualdad de género no solo en lo discursivo sino en la existente inequidad salarial que existe entre hombres y mujeres.
“Del mismo modo en que la presidencia de Barack Obama por sí misma no dio como resultado un Estados Unidos racialmente más igualitario, no podemos esperar que una eventual presidencia de Hillary Clinton resuelva por si sola la desigualdad de género. Alcanzar la igualdad tomará mucho tiempo y requerirá cambios estructurales en la cultura, la mentalidad y la política”, opina Dittmar.

Si bien esta es una campaña en la que las descalificaciones personales han estado a la orden del día, las referidas a las mujeres han tenido un lugar central.

Con Donald Trump profiriendo insultos y Clinton con grandes posibilidades de ganar la nominación demócrata, tal vez el debate sobre el género apenas esté comenzando.