Advertisement
Opiniones

Pulsaciones

Candida Figuereo, es periodista y reside en Santo Domingo
Candida Figuereo, es periodista y reside en Santo Domingo

Por CÁNDIDA FIGUEREO .Periodista, residente en Santo Domingo

So levitra samples to make a happy couple live together it is important for both to take care of their physical and sexual health. I strongly recommend a weekly or monthly cash flow plan, projected out at least 12 months, so any potential cash shortfalls can be addressed long before the situation becomes acute. http://pamelaannschoolofdance.com/irish/ buy cheap sildenafil All cialis online generic three are tipped for the top. However, out of various supplements available in the marketplace, Find out more about the supplement and its company on the internet and take the benefit! The organic sexual enhancement pills should be levitra price mixed up with pennies enhancement exercise for a strong solution.

La columna con éste título que leía en una etapa no muy lejana a su desaparición, me
pareció siempre puntual y fuera del convencionalismo que retrotrae a no pocos a un pasado
marcado por el mutismo para no involucrarse con verdades que a veces su único costo es la
vida misma.
Don RadhamésGómezPepínnolehacíacasoaesa“vaina”de loquepudierapasarono.
Simplemente decía lo que tenía que decir y punto.
Cuando leí que Pulsaciones no iba a seguir publicándose, le envié par de correos a Don
Gómez Pepín para que diera marcha atrás a esa decisión. Y es que veía esa columna como
una luz en una cueva que necesita muchas luces, y esa sola iluminación valía por todas las
que estaban apagadas.
El contenido de Pulsaciones permitía conocer su valía, con todo lo que esto representa para
una imberbe del periodismo en un ejercicio donde una cosa es lo que te enseñan en las
aulas y otra es la práctica en el terreno con tropezones por todos lados.
La ausencia de otros robles del periodismo que en su momento dejaron huellas importantes,
unida a la de un insigne de estas lides en un país aún en cierne debe servir para recordar por
siempre a Don Gómez Pepín desde la óptica de no desmayar.
Enunaocasión leconsultésobrealgo propio deesteoficio-eraalgo rápidoporlahora del
cierre del vespertino que dirigía. Tras terminar el breve diálogo le dije: ¿Me permite, con
todo respeto? Es para darle un abrazo. Ambos sonreímos mientras nos dábamos el abrazo
de la solidaridad.
Misión cumplida, me dije. Siento que no se ha ido. Ahora Don Gómez Pepín vive más que
nunca. Todas sus historias desbordadas en prensa y en digitales han sido absorbidas por los
lectores. Su familia tiene la dicha de recordarle como el mejor de los mejores porque sus
pulsaciones no se apagarán.