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Opiniones

Luchas en PLD, son de venganzas

Johnny Sánchez
Economista

Por Johnny Sanchez

En democracia, los votos son muy importantes; los valores resultan esenciales.
Alcanzar el poder mediante la victoria electoral es una aspiración legítima y democrática.
Ahora bien, consolidar o reforzar la democracia mediante la promoción de sus valores es un logro político de primer orden.
Se trata de obviedades que conviene recordar ante los tiempos preelectorales que corren.

Reunión de cúpula del PLD del miércoles, la ven todos como el termómetro midiendo fuerzas, y no debería ser así.
Me cuentan amigos del PLD que lucha es, entre los que están arriba y los que estuvieron arriba, no es tan sencillo, como hacen muecas ellos, con el puño cerrado, o abierto, o sea, open, or closed; mejor dicho, lucha del león, contra el zorro.

Lo que está en juego, es algo más profundo y lo sabremos en Febrero, sino hay una posposición, en aras de una unidad ficticia para seguir en las mieles del poder y no irse del país, con el moco para abajo.
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El conflicto se produce cuando la lucha por los votos vulnera los valores, en aras de la rentabilidad electoral. Y visto desde el otro lado, ¿qué hacer cuando una política de aplicación de los derechos humanos y de desarrollo de los valores y principios democráticos provoca un descenso en las expectativas electorales que vaticinan las encuestas?

La solución preventiva consiste en tratar de conciliar los votos y los valores, para que ambos se retroalimenten.
De ahí la importancia de hacer pedagogía de esos valores, de modo que su promoción produzca espontáneamente el aumento de votos, tan necesario para impulsar desde el poder la efectividad de los valores democráticos.

Pero ¿qué hacer cuando votos y valores aparecen confrontados en la opinión pública? Parece claro que no debe confundirse la democracia con la estadística y que, por triste que pueda resultar que a veces los votos huyan precisamente cuando se fomentan los valores democráticos, el político, situado ante esa tesitura, se debe prioritariamente a estos últimos, incluso si ello conlleva perder el poder o no alcanzarlo.

Entre esos principios básicos, el artículo primero de nuestra Constitución declara “valores superiores” del ordenamiento jurídico “la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Y unas líneas antes, en el preámbulo, se programan, entre otros objetivos, “garantizar la convivencia democrática”, el “orden económico y social justo”, el “ejercicio de los derechos humanos” y el establecimiento de “una sociedad democrática avanzada”.

Regalo a Leonel Fdez, en día de Reyes: “La fuerza de la verdad está siempre temporalmente sometida al poder de la mentira organizada”; pero también, para que la esperanza no se extinga del todo, recuerde, cuando se ha desmoronado el cúmulo de las mentiras manipuladas, el poder se viene abajo”. Piense ir a la historia, o apoyar más de lo mismo estará en su consciencia.