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Walker, el último de los favoritos que se une a la pugna por la Casa Blanca

El gobernador de Wisconsin, Scott Walker y aspirante a la Casa Blanca
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker y aspirante a la Casa Blanca

El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, fue este lunes el último de los favoritos a anunciar su candidatura a la nominación del Partido Republicano a las elecciones presidenciales de 2016. El perfil que busca construir Walker en la carrera hacia la Casa Blanca es claro: apelar a su experiencia como gestor económico que resta poder a los sindicatos, baja impuestos y recorta gastos; ensalzar sus éxitos electorales; y posicionarse ideológicamente entre los votantes más conservadores que defienden el aborto y se oponen al matrimonio homosexual y a la regularización de inmigrantes.

Walker, de 47 años, es el decimoquinto republicano que se une oficialmente a la pugna por la presidencia de Estados Unidos. Lleva meses en una campaña oficiosa, que lo situó inicialmente en la parte alta de las encuestas.

Sigue ocupando el primer puesto en los sondeos sobre las primarias del Estado de Iowa, que a principios de año abrirán el proceso de nominación de los partidos, pero su ventaja se ha achicado por varios errores y el auge de otros candidatos. Y goza de menos músculo económico -en el imprescindible cortejo electoral a donantes- que otros dos republicanos favoritos: el exgobernador de Florida Jeb Bush, y el senador Marco Rubio.

“Opto a la presidencia para luchar y ganar para el pueblo estadounidense”, proclama Walker en el vídeo en el que anuncia su candidatura, difundido la mañana de este lunes.

El gobernador impartió la tarde del lunes a las afueras de Milwaukee un discurso en el que, mediante referencias a sus orígenes humildes, detalló su hoja de ruta presidencial. “En lugar del enfoque -de arriba a abajo, de que el Gobierno sabe lo que es mejor- que escuchamos de políticos en Washington, necesitamos construir la economía desde abajo de una forma que sea nueva, fresca, orgánica y dinámica”, dijo en Waukesha (Wisconsin), en el Medio Oeste del país.

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Walker se postula como un líder incansable y valiente, fiel a sus principios y con una visión externa renovadora. En sus críticas a la burocracia y disfuncionalidad política de la capital estadounidense, Walker coincide con Bush y marca distancias con algunos de sus rivales que son senadores republicanos en Washington: Rubio, Ted Cruz, Rand Paul y Lindsey Graham.

Como Rubio, Walker pretende utilizar su edad -ambos en la cuarentena- para posicionarse como un político joven que conecta con la calle y los retos del futuro. Eso les permite diferenciarse de Bush, de 62 años, y de Hillary Clinton, de 67 años y favorita a la candidatura del Partido Demócrata.

A esos argumentos, Walker busca unir su experiencia como gobernador de Wisconsin desde 2011 y su sintonía con las bases evangélicas y rurales. En el vídeo, combina imágenes ataviado con traje y corbata con otras en que luce una camiseta de las motocicletas Harley Davidson y una gorra.

Walker ganó en cuatro años tres elecciones en Wisconsin, incluida una moción de censura en su contra tras impulsar la aprobación de una ley que limita los convenios colectivos para la mayoría de trabajadores públicos. Su pulso y victoria ante los sindicatos -mayoritariamente asociados a la izquierda en Estados Unidos- atrajo los focos nacionales y le granjeó apoyos en la esfera republicana.

El gobernador utiliza esa batalla contra los sindicatos y su austeridad económica como garantías de su capacidad para ser presidente estadounidense. Pero en ocasiones se le ha vuelto en contra. En febrero, fue criticado tras afirmar en alusión al Estado Islámico: “Si puedo enfrentarme a 100.000 manifestantes, puedo hacer lo mismo en todo el mundo”. Ese mismo mes, en un viaje a Reino Unido, esquivó una pregunta sobre si cree en la teoría de la evolución.

Tras anunciar su candidatura, el reto para Walker es demostrar conocimientos en política exterior y seguridad nacional, y que puede apelar a los votantes conservadores en la escala nacional y no solo en el rural Iowa, fronterizo con Wisconsin. También deberá afianzar su posición ideológica tras endurecer en los últimos meses sus opiniones sobre inmigración y aborto.