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Opiniones

La unión necesaria

 

Dr.Juan Durán Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
Dr.Juan Durán Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

Por: Dr. Juan Duran, ex catedrático Universidad Autónoma de Santo Domingo

“¿Por qué arrastrar la pierna como un escarabajo desde el artejo hacia arriba? ¡Es mejor cercenarla de un buen golpe en la rodilla!” Winston Churchill Tener por misión la responsabilidad política en un partido en ciernes es una encomienda que va más allá de la construcción partidaria, ya que se concibe como una plataforma para alcanzar el poder y con ella organizar un país que va a la deriva.

Se trata de adquirir consciencia máxima de esa responsabilidad; es amar el proyecto político y defenderlo, es organizar los compañeros que asumen con gusto sus tareas partidarias porque los que estamos en política lo hacemos pensando en el bienestar del pueblo, sobre todo aquellos que de una forma voluntaria aportan sus esfuerzos y sus recursos, conscientes de que nunca hemos ganado un centavo en el quehacer político, como tal es el caso de quien escribe.

No entiendo por qué en este momento de tan delicada responsabilidad afloran los conflictos de interés personal por defender tal o cual candidato del Partido Revolucionario Moderno, a sabiendas de que las circunstancias ameritan de un razonamiento comprensivo entre todos los que integramos esa formación política.

No ha de olvidarse que somos el partido mayoritario de la oposición, en virtud de lo cual tenemos que entendernos a como dé lugar y con ello evitar errores del pasado que traigan divisiones internas que solo provocarían malograr el futuro, ya que somos la esperanza del pueblo dominicano.

No nos comprendemos los unos a los otros, solo pensamos en destruirnos y esa deplorable actitud es una monstruosidad porque divididos somos menos para enfrentar al PLD.

Por demás, no alentamos la conformación de una amplia estructura unitaria, donde confluyan otros partidos, movimientos políticos, personalidades de todas las esferas sociales del país, asociaciones de diversa índole e inclusive los mismos peledeístas de la base, inconformes con lo que han hecho sus dirigentes desde l dirección del Estado.

La gente de la calle, de los barrios y las ciudades avizoran con ansias la gran oportunidad de crear una concertación de hombres y mujeres honestos para sacar la nación dominicana de tanta corrupción e impunidad, y formar una coalición nacional en condiciones de ganar las próximas elecciones.

Una concertación tal sería capaz de llevar al poder un gobierno que regido por un pacto nacional se aboque a crear las bases necesarias para adecentar la política, encamine la reconstrucción de una sociedad castigada por el desorden en la administración pública y de paso fomente programas de formación política y de administración para todos aquellos que vayan a desempeñar cargos de responsabilidad.

Si desean triunfar con altura de miras, los líderes de nuestra nación deberían no solo redefinir los valores políticos que han dominado nuestra nación en la última década, sino también convencer a las generaciones que vienen pisando fuerte para que alcancen el compromiso de asumir nuevos valores en la práctica de hacer política.
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No caben dudas de que la población dominicana aspira a un mejor destino y esto se consigue asumiendo, entre todos y todas, la responsabilidad de sacar del poder para siempre a la dirección peledeísta de la Cosa Pública.

Necesitamos un gobierno diferente, más allá de la dádiva, el amiguismo, el despotismo y las componendas corporizadas, para enfrentar las nuevas realidades y dar a la gente lo que necesita.

Hay muchas y diferentes formas de describir la nueva manera de ejercer la política, pero todas ellas deben confluir en que solo la unidad hace fuerte el proyecto político llamado Partido Revolucionario Moderno.

Tenemos que darnos la oportunidad de acometer una ambiciosa agenda política, que nos lleve a una verdadera y sólida construcción partidaria para formar un gobierno de unidad nacional.

Esta iniciativa debe ser la premisa para conseguir una unidad monolítica que sirva de ejemplo a las futuras generaciones. Las penosas confrontaciones por candidaturas protagonizadas a lo interno del PRM pueden llevarnos a perder el norte, no cumplir con nuestro compromiso con el pueblo y convertirnos en un partido sin futuro.

Hay que afrontar con valentía este desafío, hay que asumir que solo unidos somos más fuertes y que podemos simbolizar de una vez por toda la representación de otro estilo de hacer política.

Lamentablemente hay grietas que están generando situaciones antagónicas, las que a su vez han llevado a muchos dominicanos a temer que la búsqueda del poder tiene la sola intención de atender necesidades de grupo y establecer una conveniente supremacía.

El objetivo principal es solucionar los problemas que nos dividen y borrar los nuevos y viejos resentimientos. La luz debe iluminar las mentes de cada de uno de nosotros y de los principales líderes del PRM.

El pueblo desea contar con un partido fuerte y unido en el que se pueda confiar; la gente necesita y merece que se le presente un plan claro de acción para que se resuelvan los serios problemas en que ha sumergido el PLD a la nación dominicana, problemas demasiado complejos, cuya magnitud ha originado una crisis en todos los órdenes que ha sumergido al pueblo dominicano en la miseria y la desesperación.

La historia lo ha demostrado más de una vez: Divide y vencerás. Vernos divididos es lo que anhelan los dirigentes del PLD. Debemos convencernos de que sea como sea debemos entendernos, dejar atrás actitudes de orgullo personal y de grupo para empujar mancomunados nuestro partido a la cumbre y al poder con un espíritu unitario, pensando primero en la gente, como proclamara alguna vez el líder de raigambre continental José Francisco Peña Gómez.

¡Viva la unidad, viva la democracia, vivan los hombres y mujeres de buena voluntad!