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Opiniones

Expresiones insólitamente nefastas del PLD consolidadas en 2017 por el Presidente Medina en su primer año del segundo periodo

Danilo Medina 2012
Danilo Medina 2012

Por Guillermo Caram

1. La presión tributaria es ahora más que antes lo que significa que pagamos más impuestos. La presión tributaria que mide cuan fuerte son los impuestos que gravitan sobre la población, es ahora un 31% más elevada que en 1996 al pasar de 11.2% del PBI en aquel año a 14.8% en el presente. La presión tributaria de hoy se obtiene al comparar los RD$487 mil millones recaudados en 2016 con el PBI a precios corrientes de RD$ 3,298 mil millones que consigna el portal electrónico del Banco Central. Para 1996 siguiendo el mismo criterio dio un resultado mucho menos:11.7%.

2. Mala calidad y elevado gasto público. El gasto público presente representa el 17.2% del PBI, un 52% más elevado que en 1996 con el agravante de grandes cuestionamientos a su calidad: Las cargas fijas consumen el 98% de las recaudaciones, especialmente en burocracia y subsidios improductivos, siendo necesario recurrir a endeudamiento para pagar deuda vieja y efectuar inversiones. La corrupción hace sobrevaluar el costo de las obras y se paga más de lo debido, como acaba de reconocerse en el Informe de la Comisión sobre Punta Catalina por ejemplo. Se invierte en lo que no se debe: en la mitad de los hospitales al mismo tiempo y en partidas suntuosas mientras otros se quejan por falta de equipos, instrumentales y medicamentos. La educación sigue recibiendo bajas calificaciones internacionales en medio de quejas y conflictos por alimentación escolar y maestros con bajas acreditaciones a los que se les amenaza no pagar pero finalmente se les paga. Los tapones, a pesar de tan altas inversiones, reducen la seguridad y efectividad ciudadana. La energía buena y barata depende de una Punta Catalina que no se sabe si se va a terminar bajo administración estatal o privada que se acogerá a disposiciones contractuales preferenciales.

3. Resultado presupuestario endémicamente deficitaria. La simple resta de la presión tributaria (14.8%) del gasto público (17.2%) como porcentaje del PBI determina un resultado presupuestario deficitario de 2.4% del PBI equivalente a unos RD$80,000millones anuales. Teniendo en cuenta que el resultado para 1996 fue de RD$ 229 millones y que la tasa de cambio es hoy 3.6 veces más alta que en aquel momento, el presente resultado presupuestario es 95 veces más deficitario que en 1996.

4. Incidencia financiera del déficit fiscal. Para financiar estos deficitarios resultados el gobierno recurre al endeudamiento, externo e interno. En la última subasta de bonos efectuada el 01/08/2017 el gobierno adquirió títulos internos al 10.8%, tasa que sirve de referencia al mercado financiero nacional. Por esta alta tasa de interés de referencia los préstamos se tornan inaccesible para la industria y la agricultura. Por eso, en el primer trimestre del año 2017, con relación a 2016, disminuyeron un 1.1% y 8.6%respectivamente. Con razón la agricultura sigue amenazada, más aún por la falta de previsiones ante el vencimiento de las medidas de salvaguarda contempladas en el DR CAFTA y la industria está siendo empujada a ser sustituida por importaciones, contrario a los tiempos en que se enarbolaba la sustitución de importaciones.

5. El endeudamiento es hoy diez veces mayor que en 1996: Ya sobrepasa los US$ 39 mil millones al sumarle el monto de la deuda del Banco Central con los agentes económicos (unos US$10,000 millones) a los 29 mil millones reconocido como deuda pública según el informe de la Dirección de Crédito Publico; en circunstancia que la deuda pública en 1996 apenas era de US$ 3807 millones, siendo prácticamente inexistente la deuda del Banco Central con el público.

6. A pesar de más ingresos por impuestos y préstamos, los gastos de capital ahora son, como % del PBI, casi la mitad de hace 20 años: Mientras el gasto del gobierno para incrementar el acervo de capital de la nación en 1996 equivalió un 5 % del PBI, obtenido al dividir el gasto de capital de RD$ 11,753 millones por el PBI de RD$ 235 mil millones; en el 2016 solo equivale al 2.8 % como consecuencia de dividir los RD$92,654 millones invertidos por el gobierno en gastos de capital y el PBI de RD$ 3,298,426 millones. Es decir en 20 años se observa una reducción de la proporción del gasto de capital del gobierno con relación al PBI de un 79%; lo cual repercute en la disminución de la producción nacional para satisfacer necesidades que se suplen con importaciones y la destinadas a exportaciones.

7. El menor gasto de capital es causa del MAYOR DEFICT COMERCIAL El déficit en la balanza comercial en el 2016 que ha sido relevado recientemente por el Barómetro de Comercio Internacional. .Excluyendo zonas francas, el déficit comercial fue de US$ 4093 millones al exportar 2016 $9,860 millones mientras tuvimos que importar US$13,953 millones .Como referencia, hace 20 años, en 1996, disponíamos un superávit de US$ 472 millones producto de exportaciones por US$4053 millones que superaron los US$ 3581 de importaciones. Ahora, las importaciones superan las exportaciones.

8. Entorpecimiento estatal a la competitividad. La competitividad es fundamental para la competencia, a su vez imprescindible en el mundo de hoy. En nuestro caso, muchos costos de producción están originados en disposiciones estatales: los impuestos, tarifas eléctricas y de combustibles para un transporte monopolizados gremialmente, A pesar de reducirse la tasa de interés de política monetaria todavía oscila entre 5 y 10 veces superior a la de nuestro principal social comercial: EEUU. Se manipula la libertad de comercio pero el beneficio de la mayor competitividad internacional no llega a los consumidores sino que se queda en bolsillos de importadores que el rumor público asocia al gobierno. Mientras se llega a la conclusión que el Estado conspira contra la competitividad, sus organismos adhoc, altísimamente remunerados, se entretienen y pretenden entretenernos mediáticamente concentrándose en diseño de logos, seminarios, propagandas radiales, etc

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10. Mayor presión al Estado por el desempleo. El desempleo y la informalidad traducen mayores demandas al Estado. El desempleo tiende a tomarse como justificación de subsidios improductivos que inhiben el emprendimiento, perpetuando la pobreza, utilizándose como recurso clientelista perjudicial a la democracia. Las visitas sorpresas constituyen ejemplo de ello: se complacen los visitados sin incidir macroeconómicamente. Por igual los subsidios sociales que se prestan por demás a desviar propósitos y corruptelas con los colmados afiliados. Junto al desempleo, el empleo informal, al no poderse inscribir en la seguridad social, traducen mayor demanda de servicios sociales al Estado, de por sí mal prestados. Y traducen mayores gastos que ante falta de recaudos al fisco propio de la informalidad tenderá a magnificar los déficits.

11. Caos, desorden y degradación en nuestros asentamientos urbanos y rurales. Nuestros campos están abandonados expulsando jóvenes por falta de oportunidades hacia los centros urbanos y en nuestros barrio jóvenes venden sus cuerpos por dulces, alcohol y drogas. El periódico mocanoticias.com publicó recientemente un video en las redes sociales de una campesina que se queja de las carreteras anunciadas por el gobierno que se limitan a raspar la capa vegetal concluyendo su reclamo con una consigna: “no queremos raSpadera, queremos carretera” Nuestros barrios están hacinados haciendo que mozalbetes invadan viciosamente espacios previamente ocupados por la ciudadania sana.La conurbación alrededor de la capital de la Republica se aproxima a alojar la mitad de la población nacional presionando por servicios. Se carece de planes de uso del suelo y cuando se disponen, se violan. Las orillas de carreteras y rios son invadidas por personas y establecimientos. La anarquía domina vías urbanas. Sus señalizaciones se confunden con las de estacionamientos. Las densidades se irrespetan y la armonía de los espacios urbanos se quebranta por levantamiento de Torres y edificaciones al lado de usos conservables.

12. Degradación ambiental. La basura no se recoge ni se dispone adecuadamente, luciendo las autoridades dominadas por las empresas que han contratado, a pesar de la alta exposición de la salud de la población. Carecemos de una política sanitaria que controle alimentos al producirse con agroquímicos excesivos y al venderse sin la protección debida. La depredación de nuestros bosques continúan, traficándose madera sin control alguno. El aire está contaminado por efluvios de vehículos, plantas de emergencia e industrias. El agua que consumimos es de su precaria calidad por contaminación de pozos sépticos, efluentes industriales, comerciales y agroquímicos; y se desperdicia. El paisaje visual está agredido por anuncios comerciales y politicos

13. Impunidad ante corrupción, incluso admitida. Durante el presente año, el gobierno se ha mostrado insensible a las movilizaciones ciudadanas contra la corrupción expresadas en las marchas verdes. Los expedientes se preparan lenta e insuficientemente, sea por ineptitud o deliberadamente. Las empresas que incurrieron en sobornos que admitieron, siguen prestando servicios al Estado, pagándoseles incluso por encima de lo que le corresponde. Los sobrecostos y multas no parecen que se están revisando ni honrando respectivamente. El gobierno no aplica las sanciones administrativas consagradas en las leyes de función pública, soborno y lavado de activos, etc.. Todo ello dibuja un cuadro de encubrimientos, de connivencia y complicidad, propio de un Estado delincuencial, de cuello blanco, que estimula la delincuencia ordinaria que abona la inseguridad ciudadana que nos azota. Y lo inhabilita para combatirla.

14. Inseguridad Ciudadana
Además de esta razón, y del desempleo que impulsa a la delincuencia, el gobierno ha fracasado en la adopción de una política para combatirla: La tolerancia a la corrupción traduce un mal ejemplo a toda la sociedad en términos de valores, prefiriéndose la riqueza fácil aunque sea mal habida, estimulando el tráfico de ilegalidades: drogas, personas, dinero y armas. La falta de oportunidades y servicios a campos y barrios, impulsa a nuestra población, especialmente jóvenes, a la delincuencia o a la degradación de vender sus cuerpos por la ostentación. La indiferencia gubernamental ante la repatriación de dominicanos que han cometido delitos en el exterior agrava el problema. La complicidad o infiltración de las autoridades en el tráfico de ilegalidades inhabilitan a estas a controlarla.

15. Inadecuada y vacilante política migratoria. El Estado no ha adoptado una política migratoria seria y responsable, que armonice la identidad nacional con realidades humanitarias. Propicia un programa de regularización que solo se cumple parcialmente por haber asociado la nacionalidad a la documentación. Adopta medidas cambiantes en función de las presiones nacionales e internacionales. Se muestra indiferente ante el descontrol fronterizo, incluso con alta incidencia en la salud pública al borrar las barreras sanitarias. Mantiene una silente complicidad en el tráfico de personas.

16. Falta de institucionalidad. Se observa una total falta de institucionalidad. Ni la Constitución ni las leyes se cumplen y a cada incumplimiento de una ley se responde modificando otra para crear una excusa ente el incumplimiento. Ejemplos de ello es la referente a la declaración jurada de bienes y la que prohíbe determinadas ventas a menores de edad. Los organismos públicos no hacen lo que tienen que hacer y hacen lo que otros deben hacer. Rinden culto a las sorpresas instituidas por el Presidente en sus visitas. Todo pasa a ser una reacción espontánea en lugar de obedecer a una programación. Ante las múltiples negligencias se emprenden operativos. Las instituciones firman convenios para hacer lo que las leyes le habían ordenado y no están cumpliendo.

17. Reinscripción en la arritmia histórica internacional: el líder del partido de gobierno advertía que nuestra nación vivía desintonizada de las corrientes internacionales que le rodean. El gobierno está siendo víctima de ello: Parece no percatarse de los cambios que está sucediendo en el mundo templado por tambores de guerra. Las presiones migratorias sobre las potencias se agudizan obligándolas a modificar sus programas de asistencia técnica y financieras. Un neoproteccionismo parece estar surgiendo en la principal potencia del mundo que incide notablemente en los organismos internacionales que nos asisten y dan seguimiento. La lucha contra la corrupción y por la democracia es una agenda internacional. Mientras, el gobierno dominicano auspicia proyectos conflictivos ambientalmente, no actúa con la energía requerida contra la corrupción, vacila al defender la democracia en nuestro continente y es veleidoso en materia migratoria.

Todo ello puede amenazar el flujo de fondos que imprescindible necesita el gobierno para cubrir sus déficits que incurre pudiendo llegar un momento en que sea necesario imponer ajustes costosos y dolorosos para la ciudadanía que pongan en peligro la paz, el orden y la democracia dominicana.