Como Luisa, son millones las familias iberoamericanas que
están acongojadas ante la disminución de las remesas que desde España,
Estados Unidos, Canadá, Italia u otros países les envían esposos, hijos,
padres…
Después de años de fuerte crecimiento, en 2007, las
remesas aumentaron sólo un 6% en el continente, lejos de los altos
incrementos que se habían registrado años anteriores. Según un estudio del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al menos dos millones de familias
latinoamericanas, la mayoría en México, caerían por debajo de la línea de la
pobreza por el recorte en el envío de remesas, lo que a su vez podría
aumentar la presión migratoria hacia Estados Unidos.
Más de tres millones de inmigrantes latinos en ese país
dejaron de enviar remesas a sus países durante los últimos dos años. El dato
fue revelado por una encuesta del BID.
El estudio hecho entre 5.000 personas revela que un
creciente número de emigrantes está pensando en regresar a su país, como
reacción al descenso del empleo en sectores de baja remuneración y a las
leyes que restringen la emigración. Según el BID, sólo la mitad de los 18.9
millones de inmigrantes provenientes de América Latina remiten dinero con
regularidad a sus familias, comparado con el 73 % de hace dos años.
Múltiples son los factores que provocan la caída en el
envío de divisas. Los principales son el debilitamiento de la actividad
económica en E.U. (en especial la construcción), los mayores esfuerzos por
restringir la contratación de los indocumentados, lo que genera crecientes
dificultades para conseguir empleo, y las trabas crecientes para cruzar la
frontera.
En la casi totalidad de los países latinoamericanos los
envíos de los emigrantes representan la primera o segunda fuente de divisas.
Eso no debe ser motivo de orgullo sino de vergüenza porque detrás de cada
dólar hay mucho dolor. El descenso en el envío de divisas también se
registra en España, Italia y Canadá.
La reducción en el envío de remesas aumenta los índices
de pobreza y ya afecta a millones de familias desde México hasta Argentina.
Las remesas de los ecuatorianos, bolivianos y colombianos que trabajan en
España ejercen gran impacto en los barrios pobres de La Paz, Cochabamba,
Quito, Guayaquil, Medellín, Barranquilla y en centenares de poblaciones
repartidas por toda la geografía latinoamericana.
Una de las ciudades más afectadas con esta situación de
los inmigrantes en España y Estados Unidos es la colombiana Pereira, ya que
el 17,5 % de las familias vive de los envíos de sus parientes.
En cifras
9,45 millones de inmigrantes provenientes de América
Latina remiten dinero con regularidad a sus familias. Tres millones ya no lo
hacen.
667’000.000 de dólares fue la cantidad que los
inmigrantes latinos en España enviarion a sus países en el último año. Mucho
menos de lo que enviaron en 2007.
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